Palabra, feminismo y libertad

“Luchamos por el derecho a la vida y la autonomía” afirma la periodista feminista Sonia Tessa. Hoy presentan el libro Cazadoras que rememora una experiencia inédita en la prensa local.

El lanzamiento de Cazadoras, el primer libro editado por El Ciudadano de esta nueva época, es una excusa para conversar con Sonia Tessa, quien se define “más periodista que feminista”. La publicación reúne textos de treinta redactoras que escribieron en el diario y La Cazadora, una experiencia inédita con formato de suplemento que nació hace 20 años, cuando era subjefa de la sección Ciudad. Pergeñado junto a otras compañeras, aquel suplemento también fue huella en el camino de contar la historia local desde una perspectiva urgente, la de las mujeres.

El encuentro, más charla que entrevista, se concretó el domingo 16 de junio, una hora antes del cierre de comicios, cuando aún se desconocía que Santa Fe estaba a punto de cambiar su rumbo político.

Además de hacer un repaso sobre la construcción del feminismo en la ciudad, conversamos sobre la importancia de volver sobre los pasos, valorar las experiencias particulares y colectivas que las mujeres sumaron en el camino. En esa idea, la de recoger el guante de aquella experiencia y multiplicarla, se lanza el libro Cazadoras este martes 18 de junio a las 20, en Plaraforma Lavardén.

“Estoy convencida que si El Ciudadano recupera esa historia es porque hoy tiene una política editorial con una perspectiva de género. Es un diario cooperativo, un diario feminista”, asegura. Y valora las garras que pusieron al proyecto la jefa de redacción Silvina Tamous y la periodista Arlen Buchara.

.—Empecemos desde el origen de La Cazadora

—En un momento desembarcó Raúl Rey en el diario con toda una política de expansión de suplementos y se dio la oportunidad. Yo tenía un vínculo muy estrecho con Cecilia Vallina, Carolina Monje y Fernanda Blasco, y lo veníamos hablando. Como lo registro ahora, creo que lo que más nos molestaba en aquel momento era la disparidad. Éramos todas iguales para trabajar, pero no había paridad para otras cosas como la socialización.

¿Y para la toma de decisiones?

— Luego de haber leído a Luis Bonino, psiquiatra español que estudia sobre micromachismos, me di cuenta que todos esos espacios que comparten los varones, terminan siendo espacios donde se toman decisiones. Y hoy puedo ver que aquellos espacios eran caldo de cultivo en el que se cocinaban temas de notas, ascensos. Eran mucho más que socializar.

¿Cómo vivías las relaciones de poder con los varones en la redacción?

— En mi caso yo era jefa, y también lo he sido en otros medios donde noté más la discriminación. En El Ciudadano, los días en que estaba a cargo, estaba a cargo. Sí recuerdo perfectamente que cuando venía Orlando Vignatti –por entonces dueño del diario—y yo estaba sentada a cargo de la edición, él hablaba con Horacio Çaró y no conmigo. Un día, cuando estaban ellos dos conversando en el comedor y yo me acerqué para decirle algo a Horacio, escuché a Vignatti que le preguntó: ¿Qué quiere la gorda esta?

Está de más decir los comentarios y gestos cómplices que disparó la desagradable evocación. Seguramente los repetirán las lectoras.


¿La agenda que desplegaba el nuevo diario dio lugar a que se pudiera dar la experiencia?

— No es casual que La Cazadora haya surgido en El Ciudadano y tampoco es casualidad que haya durado solo 5 meses. En esos momentos recién había salido Las/12, con Sandra Russo, que tenía otras búsquedas, y nosotras nos recontra inspiramos en el suplemento de Página12. Recuerdo debates sobre cuál debía ser el eje de las notas, sobre como está atravesado el hacer de las mujeres por su condición. Pero eso se fue construyendo. Pedro Cantini como jefe de redacción nos dio una gran mano y llevó adelante todo el proceso de diseño junto con Mariana López.

Sonia recuerda el suplemento Lady Boom de la desaparecida revista rosarina Boom, a fines de los sesenta, y más tarde el suplemento Mujer de La Capital “más tradicionalista”, como algunos antecedentes vinculados a la prensa gráfica de Rosario. “Para cuando salió La Cazadora ya había salido la revista Alfonsina, dirigida por María Moreno, luego Las/12 y el suplemento de la mujer de Tiempo Argentino, en Buenos Aires”, rememora.

Foto: Soledad Becerro

En el intercambio, también destaca las experiencias y publicaciones surgidas con la vuelta de las militantes rosarinas del exilio. Entre ellas, Unidas, que vio la luz al final de la dictadura, y luego Indeso, impulsada por Susana Chiarotti y Mabel Gabarra, a mediados de los ochenta.

Tessa, quien actualmente es editora de Rosario/12 y redactora de Las/12, destaca a los años ochenta como punto de inflexión en el feminismo rosarino. Y ambas traemos a nuestra charla el artículo Pioneras, escrito por Mariana Bortolotti, Noelia Figueroa y Cristina Viano, que fue publicado en 2017 en la revista Zona Franca, del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Mujeres (CEIM).

“A diferencia de Buenos Aires, las que volvieron a Rosario del exilio no vinieron feministas. Volvieron a activarse, a continuar con sus mismas inquietudes. En el caso de Indeso empezaron brindando asesoramiento legal y laboral a las mujeres, luego se involucraron en casos de violencia. Todas esas experiencias forman parte de un proceso colectivo que también se da en otros lugares del país, en América Latina y el Caribe. Y sobre todo los encuentros de mujeres”, cuenta.

Fotos: Soledad Becerro

Me gusta pensar en la actual etapa del feminismo como un salto cualitativo. Para llegar hasta acá hubo experiencias individuales, colectivas, muy diversas, que se fueron acumulando.

—La eclosión de 2015 claro que tiene muchos, muchos antecedentes. Los 90 fueron momentos de repliegue en los movimientos populares. En 1994, las mujeres trabajadoras organizaron la marcha del 8 de marzo y lo hicieron con la CGT San Lorenzo, en repudio al desguace del cordón industrial. En Rosario, siempre hubo compañeras que estaban uniendo las cuestiones de género con las cuestiones sociales.

Mientras transcurre la charla, periodismo y feminismo empiezan a fundirse. Los temas van y vienen, muy cómodos, se nota que comparten la misma frontera. Y La Cazadora vuelve.

— Cuando hacíamos La Cazadora ni de ahí teníamos el contacto con los feminismos que tenemos ahora. A las chicas apenas las conocíamos. Recuerdo que cuando se anunció que se cerraba el suplemento, vinieron las compañeras de Indeso a ofrecernos publicar un aviso para evitar el cierre. No alcanzaba para sostenerlo, pero ellas vinieron a apoyarnos igual, con lo que podían. No las buscamos, ellas se acercaron. Porque mientras buscábamos nuevos temas para ampliar la agenda, nos encontrábamos con mujeres feministas. Fue hermoso ese proceso.

Foto: Soledad Becerro

—¿Creés que el periodismo en tu vida fue determinante para llegar al feminismo?

—Sí. Obvio que soy feminista, pero soy más periodista. Sin el periodismo no hubiera llegado al feminismo. Lo hice conociendo fuentes, conociendo lecturas. El tema del aborto me convocaba desde antes y la violencia me empezó a interesar después. Si bien tuve alguna experiencia política previa, yo empecé a trabajar desde los 20 años en los medios.

—¿Creés que esta nueva ola feminista tuvo su punto más alto de efervescencia?

—No lo sé. Luego de cada ola feminista vino un gran avance conservador. Es más, desde la media sanción en Diputados y la derrota en Senadores del año pasado, hubo una ofensiva. Y me preocupa no solo por Argentina, sino a nivel continental y mundial. Hay usinas muy claras que tienen que ver con iglesias pentecostales que ponen mucha plata , que tienen capacidad de lobby. También están armando estrategias muy importantes en los foros internacionales. El peligro es claro.

¿Y hacia adentro?

— Hacia adentro del movimiento me preocupa que luego de conseguir la ley del aborto, haya un desinfle. Eso puede pasar porque es inexorable que a la ley la vamos a conseguir. Igual, ya hay conquistas que quedaron en la cultura y en la sociedad que son inamovibles. Hay cosas que las mujeres, las jóvenes y las más grandes, ya no vamos a aguantar. Antes éramos menos y ahora somos más. Hay acuerdos sociales sobre los vínculos y va a ser difícil volver atrás. Y hay muchas otras razones para continuar la lucha, básicamente el derecho a la vida y a la autonomía. Por el momento trato de disfrutar este momento. Nunca creí que lo iba a vivir.

Publicación en “Palabra, feminismo y libertad

  1. Muy hermosa entrevista, gracias Mariela y Sonia por acompañar y enseñarnos en este camino, el texto la foto y lo que ustedes a diario ayudan a pensar trasmitir actuar interrogar y crear tiene un valor inmenso en tiempos de tanta crisis y mayor aún necesidad de esperanza, gracias otra otra vez, muchas gracias, abrazo, AnaRita

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